sábado, 12 de junio de 2010

Secretos de los matrimonios felices


Según un artículo de Yusi Cervantes Leyzaola algunos de los "secretos" a tener en cuenta para alcanzar un matrimonio feliz según los expertos son:

* Nutren constantemente su relación.
* Respetan la individualidad del otro, su ser, su personalidad, su desarrollo en el mundo.
* Respetan la libertad del otro.
* Reiteran día a día el compromiso que tienen uno con el otro.
* Son, uno para el otro, los mejores amigos.
* Tienen un intercambio flexible de posiciones de poder. Según las situaciones y de acuerdo con las capacidades de cada quien, a veces uno y a veces el otro ejerce el liderazgo.
* Aun con el paso de los años se mantiene la atracción física.
* La relación sexual es libre, espontánea y satisfactoria.
* Se tocan, abrazan, besan, acarician.
* Tienen sentido del humor, especialmente cuando se trata de enfrentar sus diferencias.
* Expresan lo que sienten y sus sentimientos son validados por el otro.
* Dicen lo que se los ocurre; no se avergüenzan de parecer tontos o ignorantes.
* Dicen claramente lo que piensan cuando algo no les parece correcto.
* Tienen gestos como llamarse al trabajo, comprarse flores o pequeños obsequios,
decirse “te amo”, halagarse mutuamente, planear encuentros juntos, momentos
especiales…

Otros expertos en el tema también han aportado los suyos, los seguiremos reflejando aunque todos dan en el clavo y son semejantes en la estructura... Hala, a hacerse un chequeo!!

miércoles, 2 de junio de 2010

Marcos 12, 18-27


A propósito del Evangelio de la misa de hoy, no puedo por menos de hacer un comentario a propósito. Esta vez traigo a colación las Catequesis de Juan Pablo II sobre el Matrimonio que impartió en las audiencias de los miércoles del año 81 y que están encuadradas en las Catequesis sobre la Teología del Cuerpo que impartió durante muchos meses consecutivos en esos años.

A la lectura (densa, por lo que recomiendo la lectura pausada) de estas catequesis que reflexionan sobre el Evangelio de hoy, puede parecer que se niega la mayor en cuanto al tema de discusión del blog, pero quiero resaltar los tres últimos puntos (4, 5 y 6) de la última catequesis sobre La comunión escatológica del hombre con Dios (16.XII.81).

En ellos matiza el razonamiento simple (me permito calificarlo de esa manera) de que en el Cielo únicamente estaremos "absortos" y "cerrados" a la visión de Dios "cara a cara" y que lo demás no tendrá cabida ni tendría sentido.

Cito:

Esta concentración del conocimiento ('visión') y del amor en Dios mismo
concentración que no puede ser sino la plena participación en la vida íntima de
Dios, esto es, en la misma realidad trinitaria será, al mismo tiempo, el
descubrimiento en Dios de todo el 'mundo' de las relaciones constitutivas de su orden perenne ('cosmos').
Esta concentración será, sobre todo, del descubrimiento de sí por parte del hombre, no sólo en la profundidad de la propia persona, sino también en la unión que es propia del mundo de las personas en su constitución psicosomática. Ciertamente, ésta es una unión de Comunión. La concentración del conocimiento y del amor sobre Dios mismo en la comunión trinitaria de las personas puede encontrar una respuesta beatificante en los que llevarán a ser partícipes del 'otro mundo' únicamente a través de la realización de la comunión reciproca proporcionada a personas creadas. Y por esto profesamos la fe en la 'comunión de los santos' (communio sanctorum), y la profesamos en conexión orgánica con la fe en la 'resurrección de los muertos'. Las palabras con las que Cristo afirma que en el 'otro mundo... no tomarán mujer ni marido', constituyen la base de estos contenidos de nuestra fe y al mismo tiempo requieren una adecuada interpretación precisamente a la luz de la fe.
Y el broche no tiene desperdicio:

Es claro que aquí se trata no tanto del 'cuerpo' en abstracto, sino del hombre, que es, a la vez, espiritual y corpóreo. Prosiguiendo en las dos direcciones indicadas por la palabra de Cristo y volviendo a la consideración de la experiencia del cuerpo en la dimensión de nuestra existencia terrena (por lo tanto, en la dimensión histórica), podemos hacer una cierta reconstrucción teológica de lo que habría podido ser la experiencia del cuerpo según el 'principio' revelado del hombre, y también de lo que él será en la dimensión del 'otro mundo'.
A buen entendedor, pocas palabras... y Fe, mucha Fe.

lunes, 31 de mayo de 2010

San Juan Crisóstomo


Traigo esta frase aquí que he leído hoy y que quizás esté encaminada a presidir este blog... Es de S. Juan Crisóstomo y con ella aconsejaba a los jóvenes esposos a tomarse su vida así:


"te he tomado en mis brazos, te amo y te prefiero a mi vida. Porque la vida presente no es nada, mi deseo más ardiente es pasarla contigo de tal manera que estemos seguros de no estar separados en la vida que nos está reservada. . . pongo tu amor por encima de todo, y nada me será más penoso que no tener los mismos pensamientos que tú tienes" (hom. in Eph. 20, 8).

jueves, 27 de mayo de 2010

Superando medias...

Terriblemente conocida es la estadística de que la media de personas que componen los hogares eurpeos es de 2,4 personas. Para los matrimonios, y más para los que son cristianos; esta cifra nos debe dejar perplejos, porque se "para" en 2/5 partes de niño por cada pareja...
Con este ambiente, cabe leer este artículo de Steve Mosher, un experto en demografía y Presidente del Population Research Institute, en el que da a los creyentes diez razones para tener otro hijo.
Antes o después de leerlas cabe preguntar: ¿de verdad los creyentes necesitamos
razones para tener otro hijo?

1.-"tener otro hijo, permite unirse a Dios en la creación de un alma inmortal".
2.-"un nuevo hijo trae alegría a la vida".
3.-"un nuevo hijo permite crecer en santidad y virtud".
4.-"tener un hijo ayuda a terminar el aborto".
5.-"tener otro hijo da un hermano a los hijos que ya tiene la pareja".
6.-"los hijos permiten que cuando uno llega a la ancianidad no esté solo".
7.-"los hijos son el recurso más grande".
8.-"un hijo ayuda a la economía".
9.-"un hijo más ayuda a enfrentar la despoblación global".
10.-"tener un hijo ayuda a poblar el cielo".

Se admiten comentarios pues muchas son puntualizables; aunque para mí , la última y la primera son demoledoras...

miércoles, 2 de diciembre de 2009

También el Padre Loring


He tenido la suerte de participar en el XI Congreso de Católicos en la Vida Pública organizado por la Universidad San Pablo CEU. Y entre los numerosos participantes se encontraba el Padre Jorge Loring, S.I.

No puedo dejar de indicar aquí que no he podido aguantarme hasta preguntarle por la cuestión planteada en este blog y la respuesta no pudo ser tan característicamente suya:


"¡EVIDENTE!"

Evidente que en el Cielo nos encontraremos con las personas queridas y amadas; puesto que gracias a ellas hemos sabido amar al Amor verdadero! Cómo Dios no va a querer lo bueno y maravilloso que nos ha permitido estar con él!!

martes, 10 de noviembre de 2009

En el cielo...

Además de la felicidad esencial que procura a los bienaventurados
la visión beatifica, ¿no hay para ellos una felicidad accidental?
Sí: hay una felicidad accidental, y gozos que provienen de la contemplación de la sacratísima humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, de la vista de la Santísima Virgen, de las relaciones incesantes que tienen entre sí y con los ángeles. Se conocen, se aman, viven en las mismas dulces relaciones de fraternidad. Cada uno participa de la dicha de todos y todos de la de cada uno. Reinan con Cristo sobre toda la creación visible.

¿Se reconocerán los bienaventurados en el cielo?
Es creencia de los doctores y santos que los afectos legítimos de la tierra reviven en el cielo, y que los que se han conocido y amado en esta vida, tienen la dicha de reconocerse y amarse en la otra.

Del compendio doctrinal de la web del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote.

martes, 3 de noviembre de 2009

Sobre el estado de los cuerpos resucitados


Son numerosos los artículos que se pueden encontrar sobre el Cielo, por su interés reproducimos lo que la página web del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote detalla en su apartado sobre Doctrina del Cielo y más en concreto sobre el Estado de los Cuerpos en la Resurreción.

Se presenta a modo de pregunta-respuesta, lo que hace más sencillo su entendimiento y lectura, recomendamos su lectura completa:


¿En qué estado resucitará Dios a los cuerpos? Es de suponer que los resucitará en el estado de integridad y completo crecimiento en que fueron creados Adán y Eva.
¿En qué consistirá este estado de integridad y completo crecimiento? 1° En que los cuerpos resucitados carecerán de todo defecto físico, y tendrán completos todos sus miembros y órganos; 2° en que, según la general opinión de los doctores, tendrán el crecimiento propio de la edad viril.
¿Serán todos los cuerpos iguales? No: conservarán las diferencias individuales que llevan todas las obras divinas.
¿Estarán los cuerpos sujetos a las funciones de la vida vegetativa? No: en esto se parecerán a los puros espíritus. “Después de la resurrección, los hombres... serán como los ángeles de Dios en el cielo” (Mat., XXII, 30).
¿En qué se diferenciarán los cuerpos de los justos y los de los réprobos? El alma, transfigurada por la gloria celestial, comunicará a los cuerpos de los justos cualidades que no tendrán los de los réprobos. “Todos a la verdad resucitaremos, mas no todos seremos mudados” (I Cor., XV, 51).
¿Qué nos enseña el apóstol San Pablo tocante a este cambio? Después de comparar el cuerpo del justo a la simiente que arrojada en la tierra no germina si primero no se pudre y muere, dice: “Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Es sembrado en vileza, resucitará en gloria. Es sembrado en flaqueza, resucitará en vigor. Es sembrado cuerpo ani­mal, resucitará cuerpo espiritual” (I Cor., XV, 42-44). Es muy conveniente que nuestra carne, purificada y consagrada por los sacramentos, alimentada con el cuerpo y la sangre de Jesucristo, hecha templo del Espíritu Santo, sea glorificada un día, y no se quede para siempre sumida en el polvo y abyección del sepulcro.
¿Cuáles serán las dotes de los cuerpos gloriosos? Las dotes de los cuerpos gloriosos serán impasibilidad, claridad, agilidad y sutileza.
¿Qué es la impasibilidad? Es la cualidad sobrenatural que hace al cuerpo inaccesible a los padecimientos y a la muerte.
¿Quiere esto decir que los cuerpos glorificados son más insensibles? No, pues los sentidos, afinados y perfeccionados, disfrutarán de los más puros goces que puede ofrecer la naturaleza, también transfigurada,
¿Qué es la claridad? Es la cualidad sobrenatural que comunica al cuerpo una luz resplandeciente. El cuerpo brillará con la claridad que le comunique el alma, así como el alma bienaventurada brilla con la claridad que recibe de Dios. “Los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre” (Mat., XIII, 42).
¿Qué es la agilidad? Es la cualidad sobrenatural que hace al cuerpo tan rápido como el pensamiento.
¿Qué es la sutileza? Es la cualidad sobrenatural en cuya virtud el cuerpo puede atravesar la materia sin dividirla, como la luz atraviesa un cristal.
¿Por qué se dice que estas cualidades son sobrenaturales? Porque en el cuerpo glorioso, estas cualidades emanan del alma transformada por la visión beatífica.
¿Cuál será el tipo de los cuerpos gloriosos? El cuerpo de Jesucristo, “que transformará nuestro vil cuerpo, y lo hará conforme al suyo glorioso, con la misma virtud con que puede sujetar a su imperio todas las cosas” (Filip., III, 21).
¿No tienen algunos bienaventurados, además de estas cualidades esenciales, a todos comunes, cierto grado de gloria particular? Sí: la aureola.
¿Qué es la aureola? La aureola es el gozo accidental en virtud de una victo­ria insigne, redunda del alma sobre el cuerpo del bienaventurado comunicándole su resplandor particular.
¿Cuántas clases de aureolas hay? Tres, correspondientes a otras tres insignes victorias sobre los enemigos de la salvación. Son las siguientes: 1ª la de los mártires, que han triunfado del mundo; 2ª la de los vírgenes, que han triunfado de la carne; 3ª la de los doctores que han triunfado del demonio, disipando las tinieblas del error.
¿Cómo serán los cuerpos de los réprobos? Serán inmortales como los de los bienaventurados, pero no tendrán las cualidades gloriosas.
¿Por qué estarán privados de las cualidades gloriosas? Porque sus almas, malditas por Dios, y de Él separadas, necesariamente han de hacer miserables los cuerpos que les están unidos.
¿Qué tendrán en vez de la impasibilidad? Estarán siempre padeciendo tormentos indecibles.
¿Y en vez de la claridad? Espesísimas y eternas tinieblas.
¿Y en vez de la agilidad? La dificultad que para moverse experimenta el prisionero cargado de pesadas cadenas, o el paralítico totalmente
privado de movimiento.
¿Y en vez de la sutileza? La tosquedad propia de la más grosera materia.