martes, 4 de octubre de 2011

Hasta que la muerte os separe ¿realmente?

Aportando más ideas al desarrollo de uno de los objetos de este blog: el matrimonio para siempre; traigo una reflexión de la wiki de Aciprensa que os invito a visitar.
Hablando -cómo no- del Cielo dice lo siguiente:

(4) Los teólogos distinguen el objeto primario y secundario de la visión beatífica. El objeto primario es Dios mismo tal como es. El bendito ve la Esencia Divina por intuición directa y, por la absoluta simplicidad de Dios, ellos necesariamente ven todas Sus perfecciones y las tres Personas de la Trinidad. [...] Las cosas finitas no son necesariamente vistas por los benditos, aunque sean un objeto actual de la voluntad de Dios. Mucho menos son ellos un objeto necesario de visión en tanto ellos son meros objetos posibles de la voluntad Divina. Consecuentemente, los benditos tienen un conocimiento distinto de cosas individuales posibles sólo en tanto Dios desea entregar ese conocimiento. Por ende, si Dios lo deseara, un alma bendita podría ver la Esencia Divina sin ver en Ella la posibilidad de ninguna creatura individual en particular. Pero, de hecho, siempre hay conexión entre la visión beatífica y un conocimiento de varias cosas externas a Dios, tanto de lo posible, como de lo actual. Todas estas cosas, consideradas colectivamente, constituyen el objeto secundario de la visión beatífica.
El alma bendita ve estos objetos secundarios en Dios ya sea directamente (formaliter) o en tanto Dios es su causa (causaliter). Ve en Dios directamente lo que sea que la visión beatífica desvele a su contemplación sin la ayuda de ninguna imagen mental (species impressa). En Dios, así en su causa, el alma ve todas aquellas cosas las cuales percibe con la ayuda de una imagen mental creada, un modo de percepción otorgada por Dios como un complemento natural de la visión beatífica. El número de objetos vistos directamente en Dios no puede ser aumentado a no ser que la misma visión beatífica sea intensificada; pero el número de cosas vistas en Dios como su causa, pueden ser mayor o menor, o puede variar sin ningún cambio correspondiente en la visión misma.
El objeto secundario de la visión beatífica abarca todo aquello que el bendito pueda tener un interés razonable en conocer. Incluye, en primer lugar, todos los misterios que el alma creía mientras vivía en este mundo Más aún, los benditos se ven entre sí y se regocijan en la compañía de aquellos que la muerte los separó. La veneración otorgada a ellos en esta vida y las oraciones dirigidas a ellos son conocidas también por los benditos. Todo lo que hemos dicho hasta ahora sobre el objeto secundario de la visión beatífica es una enseñanza común y confiable de los teólogos.

Parece clara la idea de que en el Cielo, la visión beatífica no supone únicamente la contemplación de Dios, si no de todo aquello que Él desea y le rodea; incluído aquí todo aquello que ha ayudado a encontrarle y a seguirle en el camino "terreno".
Es reseñable -y no me aguanto a decirlo- que incida en que "la visión abarca todo aquello que el bendito pueda tener un interés razonable en conocer"... ¿y qué será lo que puede tener interés estando en el Cielo? ¡Que cada cual lo reflexione!