martes, 10 de noviembre de 2009

En el cielo...

Además de la felicidad esencial que procura a los bienaventurados
la visión beatifica, ¿no hay para ellos una felicidad accidental?
Sí: hay una felicidad accidental, y gozos que provienen de la contemplación de la sacratísima humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, de la vista de la Santísima Virgen, de las relaciones incesantes que tienen entre sí y con los ángeles. Se conocen, se aman, viven en las mismas dulces relaciones de fraternidad. Cada uno participa de la dicha de todos y todos de la de cada uno. Reinan con Cristo sobre toda la creación visible.

¿Se reconocerán los bienaventurados en el cielo?
Es creencia de los doctores y santos que los afectos legítimos de la tierra reviven en el cielo, y que los que se han conocido y amado en esta vida, tienen la dicha de reconocerse y amarse en la otra.

Del compendio doctrinal de la web del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote.

martes, 3 de noviembre de 2009

Sobre el estado de los cuerpos resucitados


Son numerosos los artículos que se pueden encontrar sobre el Cielo, por su interés reproducimos lo que la página web del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote detalla en su apartado sobre Doctrina del Cielo y más en concreto sobre el Estado de los Cuerpos en la Resurreción.

Se presenta a modo de pregunta-respuesta, lo que hace más sencillo su entendimiento y lectura, recomendamos su lectura completa:


¿En qué estado resucitará Dios a los cuerpos? Es de suponer que los resucitará en el estado de integridad y completo crecimiento en que fueron creados Adán y Eva.
¿En qué consistirá este estado de integridad y completo crecimiento? 1° En que los cuerpos resucitados carecerán de todo defecto físico, y tendrán completos todos sus miembros y órganos; 2° en que, según la general opinión de los doctores, tendrán el crecimiento propio de la edad viril.
¿Serán todos los cuerpos iguales? No: conservarán las diferencias individuales que llevan todas las obras divinas.
¿Estarán los cuerpos sujetos a las funciones de la vida vegetativa? No: en esto se parecerán a los puros espíritus. “Después de la resurrección, los hombres... serán como los ángeles de Dios en el cielo” (Mat., XXII, 30).
¿En qué se diferenciarán los cuerpos de los justos y los de los réprobos? El alma, transfigurada por la gloria celestial, comunicará a los cuerpos de los justos cualidades que no tendrán los de los réprobos. “Todos a la verdad resucitaremos, mas no todos seremos mudados” (I Cor., XV, 51).
¿Qué nos enseña el apóstol San Pablo tocante a este cambio? Después de comparar el cuerpo del justo a la simiente que arrojada en la tierra no germina si primero no se pudre y muere, dice: “Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Es sembrado en vileza, resucitará en gloria. Es sembrado en flaqueza, resucitará en vigor. Es sembrado cuerpo ani­mal, resucitará cuerpo espiritual” (I Cor., XV, 42-44). Es muy conveniente que nuestra carne, purificada y consagrada por los sacramentos, alimentada con el cuerpo y la sangre de Jesucristo, hecha templo del Espíritu Santo, sea glorificada un día, y no se quede para siempre sumida en el polvo y abyección del sepulcro.
¿Cuáles serán las dotes de los cuerpos gloriosos? Las dotes de los cuerpos gloriosos serán impasibilidad, claridad, agilidad y sutileza.
¿Qué es la impasibilidad? Es la cualidad sobrenatural que hace al cuerpo inaccesible a los padecimientos y a la muerte.
¿Quiere esto decir que los cuerpos glorificados son más insensibles? No, pues los sentidos, afinados y perfeccionados, disfrutarán de los más puros goces que puede ofrecer la naturaleza, también transfigurada,
¿Qué es la claridad? Es la cualidad sobrenatural que comunica al cuerpo una luz resplandeciente. El cuerpo brillará con la claridad que le comunique el alma, así como el alma bienaventurada brilla con la claridad que recibe de Dios. “Los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre” (Mat., XIII, 42).
¿Qué es la agilidad? Es la cualidad sobrenatural que hace al cuerpo tan rápido como el pensamiento.
¿Qué es la sutileza? Es la cualidad sobrenatural en cuya virtud el cuerpo puede atravesar la materia sin dividirla, como la luz atraviesa un cristal.
¿Por qué se dice que estas cualidades son sobrenaturales? Porque en el cuerpo glorioso, estas cualidades emanan del alma transformada por la visión beatífica.
¿Cuál será el tipo de los cuerpos gloriosos? El cuerpo de Jesucristo, “que transformará nuestro vil cuerpo, y lo hará conforme al suyo glorioso, con la misma virtud con que puede sujetar a su imperio todas las cosas” (Filip., III, 21).
¿No tienen algunos bienaventurados, además de estas cualidades esenciales, a todos comunes, cierto grado de gloria particular? Sí: la aureola.
¿Qué es la aureola? La aureola es el gozo accidental en virtud de una victo­ria insigne, redunda del alma sobre el cuerpo del bienaventurado comunicándole su resplandor particular.
¿Cuántas clases de aureolas hay? Tres, correspondientes a otras tres insignes victorias sobre los enemigos de la salvación. Son las siguientes: 1ª la de los mártires, que han triunfado del mundo; 2ª la de los vírgenes, que han triunfado de la carne; 3ª la de los doctores que han triunfado del demonio, disipando las tinieblas del error.
¿Cómo serán los cuerpos de los réprobos? Serán inmortales como los de los bienaventurados, pero no tendrán las cualidades gloriosas.
¿Por qué estarán privados de las cualidades gloriosas? Porque sus almas, malditas por Dios, y de Él separadas, necesariamente han de hacer miserables los cuerpos que les están unidos.
¿Qué tendrán en vez de la impasibilidad? Estarán siempre padeciendo tormentos indecibles.
¿Y en vez de la claridad? Espesísimas y eternas tinieblas.
¿Y en vez de la agilidad? La dificultad que para moverse experimenta el prisionero cargado de pesadas cadenas, o el paralítico totalmente
privado de movimiento.
¿Y en vez de la sutileza? La tosquedad propia de la más grosera materia.