sábado, 8 de agosto de 2009

Convivir antes de casarse favorece la ruptura


Al menos eso es lo que dicen los "expertos" (cuando hablo de expertos estoy hablando de psicólogos, asesores de comunicación matrimonial, orientadores familiares y sobre todo de MATRIMONIOS). Adjunto un enlace al artículo del mismo título publicado en Alba, en el que además se afirma que la cohabitación previa provoca más rupturas, pobreza, violencia y fracaso escolar. Supongo que habrá quien lo desmienta y lo demuestre incluso con su ejemplo; pero estamos hablando de manera general, de elementos condicionantes y objetivos, no de un fin inevitable...
Y es que la unión matrimonial aporta un "valor añadido" a la relación, que la hace más fuerte al adquirir un compromiso común. La verdad es que esto es de sentido común, aunque haya personas que parece que no lo quieran admitir; pero nos pasa con el tema del matrimonio y -a otra escala- con otros aspectos de nuestra vida y nuestras relaciones con las personas.
Pero además hay muchos matices que merecen atención en todo este tema.
El artículo comenta que en la cohabitación se vive como un periodo de prueba. La verdad es que es como una prolongación del noviazgo (que es periodo de prueba también) pero con grandes diferencias, ya que se quiere hacer un "vivir juntos" pero de mentira: de mentira digo porque se conoce y se sabe que se está de prueba. Además las "pruebas" a superar en el noviazgo, necesarias y duras: para purificar el amor y confirmarlo; son de un calibre diferente al de la cohabitación. En esos términos las dificultades, choques, obstáculos y contradicciones que produce esta convivencia (matrimonial o prematrimonial) -lo que es el trato diario y el compartir todo- no se viven de igual manera ya no se pone toda la carne en el asador, y puede provocar el "descarrile".
La gran responsabilidad (sobre todo para generaciones futuras) es poder mostrar, enseñar y ejemplificar la alegría de la entrega y del esfuerzo para darse y amar a los demás.

Además en el artículo también se presenta la influencia de la sociedad, ejemplificada en tantos casos de famosos que hacen de esta manera de vivir la más común y normal. No es agradable pensar que aunque esa es la imagen "feliz" (son famosos al fin y al cabo) que se vende, los ojos de la sociedad no son capaces de observar los destrozos en las vidas de esos "ejemplos" cuando (en la mayoría de los casos) la "prueba" se desarma...
Este es un tema de mucho discernimiento, pero a la vez bastante claro. El problema surge en la raíz de la persona y de la pareja, ya que encerrada en su egoísmo (él en el suyo y ella en el suyo) quieren gozar sin sufrir y disfrutar sin trabajar. Ése es el gran obstáculo de la sociedad y de las personas: querer las cosas sin luchar por ellas.