5. Con todo, esta situación final se puede anticipar de alguna manera hoy, ,tanto en la vida sacramental, cuyo centro es la Eucaristía, como en el don de sí mismo mediante la caridad fraterna. Si sabemos gozar ordenadamente de los bienes que el Señor nos regala cada día, experimentaremos ya la alegría y la paz de que un día gozaremos plenamente. Sabemos que en esta fase terrena todo tiene límite; sin embargo, el pensamiento de las realidades últimas nos ayuda a vivir bien las realidades penúltimas. Somos conscientes de que mientras caminamos en este mundo estamos llamados a buscar «las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios» (Col 3, 1), para estar con él en el cumplimiento escatológico, cuando en el Espíritu él reconcilie totalmente con el Padre «lo que hay en la tierra y en los cielos» (Col 1, 20).
lunes, 21 de junio de 2010
El Cielo como plenitud...
domingo, 20 de junio de 2010
La sexualidad y el amor...
A la tertulia de después no me quedé y no puedo decir el nivel de la misma pero tengo que decirlo: preferí quedarme con buen sabor de boca y de mente y me fui a la cama...
lunes, 14 de junio de 2010
¿Se puede sufrir en el Cielo?
sábado, 12 de junio de 2010
Secretos de los matrimonios felices
* Nutren constantemente su relación.
* Respetan la individualidad del otro, su ser, su personalidad, su desarrollo en el mundo.
* Respetan la libertad del otro.
* Reiteran día a día el compromiso que tienen uno con el otro.
* Son, uno para el otro, los mejores amigos.
* Tienen un intercambio flexible de posiciones de poder. Según las situaciones y de acuerdo con las capacidades de cada quien, a veces uno y a veces el otro ejerce el liderazgo.
* Aun con el paso de los años se mantiene la atracción física.
* La relación sexual es libre, espontánea y satisfactoria.
* Se tocan, abrazan, besan, acarician.
* Tienen sentido del humor, especialmente cuando se trata de enfrentar sus diferencias.
* Expresan lo que sienten y sus sentimientos son validados por el otro.
* Dicen lo que se los ocurre; no se avergüenzan de parecer tontos o ignorantes.
* Dicen claramente lo que piensan cuando algo no les parece correcto.
* Tienen gestos como llamarse al trabajo, comprarse flores o pequeños obsequios,
decirse “te amo”, halagarse mutuamente, planear encuentros juntos, momentos
especiales…Otros expertos en el tema también han aportado los suyos, los seguiremos reflejando aunque todos dan en el clavo y son semejantes en la estructura... Hala, a hacerse un chequeo!!
miércoles, 2 de junio de 2010
Marcos 12, 18-27
Esta concentración del conocimiento ('visión') y del amor en Dios mismo
concentración que no puede ser sino la plena participación en la vida íntima de
Dios, esto es, en la misma realidad trinitaria será, al mismo tiempo, el
descubrimiento en Dios de todo el 'mundo' de las relaciones constitutivas de su orden perenne ('cosmos'). Esta concentración será, sobre todo, del descubrimiento de sí por parte del hombre, no sólo en la profundidad de la propia persona, sino también en la unión que es propia del mundo de las personas en su constitución psicosomática. Ciertamente, ésta es una unión de Comunión. La concentración del conocimiento y del amor sobre Dios mismo en la comunión trinitaria de las personas puede encontrar una respuesta beatificante en los que llevarán a ser partícipes del 'otro mundo' únicamente a través de la realización de la comunión reciproca proporcionada a personas creadas. Y por esto profesamos la fe en la 'comunión de los santos' (communio sanctorum), y la profesamos en conexión orgánica con la fe en la 'resurrección de los muertos'. Las palabras con las que Cristo afirma que en el 'otro mundo... no tomarán mujer ni marido', constituyen la base de estos contenidos de nuestra fe y al mismo tiempo requieren una adecuada interpretación precisamente a la luz de la fe.
Es claro que aquí se trata no tanto del 'cuerpo' en abstracto, sino del hombre, que es, a la vez, espiritual y corpóreo. Prosiguiendo en las dos direcciones indicadas por la palabra de Cristo y volviendo a la consideración de la experiencia del cuerpo en la dimensión de nuestra existencia terrena (por lo tanto, en la dimensión histórica), podemos hacer una cierta reconstrucción teológica de lo que habría podido ser la experiencia del cuerpo según el 'principio' revelado del hombre, y también de lo que él será en la dimensión del 'otro mundo'.