martes, 13 de enero de 2009

El Cielo en el Catecismo

Para los que pueden acusarme de "herético" por la temática del blog, he de indicarles que en mi "soledad" documental no me siento ni arropado por otras confesiones (por lo que suspiro tranquilo, al menos) como la protestante que creen firmemente en que todo vínculo matrimonial se elimina en el Cielo.
Sin embargo, me siento muy consolado por elementos que ayudan a la comprensión de lo que se expone en este blog, muy en comunión con la Iglesia Católica.
Qué mejor ejemplo que el Catecismo de la Iglesia. En éste, leemos sobre el Cielo (entre paréntesis pongo algún comentario mío):
1024: Esta vida perfecta con la Santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con Ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama "el cielo".
1027: Este misterio de comunión bienaventurada con Dios y con todos los que están en Cristo sobrepasa toda comprensión y toda representación. La Escritura nos habla de ella en imágenes: vida, luz, paz, banquete de bodas, vino del reino, casa del Padre, Jerusalén celeste, paraíso: "Lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman" (1 Co 2, 9) (también para los que le aman conjuntamente en santo Matrimonio)
1029: En la gloria del cielo, los bienaventurados continúan cumpliendo con alegría la voluntad de Dios (esa voluntad es la llamada de Cristo, la vocación) con relación a los demás hombres y a la creación entera

miércoles, 7 de enero de 2009

Tema controvertido

Quizás alguien con el que ya he hablado de este tema en persona -del tema del matrimonio en el Cielo- y cualquier otra persona que pueda visitar este blog, podrá pensar que éste no es un tema crucial para el cristiano, ya que -al fin y al cabo- en el Cielo estaremos en Su Presencia y pocas cosas ya importarán más.
Quiero pensar que en cierta manera es así -aquello que anhelamos es la contemplación del Rostro del Señor, dicen los santos-, pero desconociendo el momento en el que Dios nos quiera llamar, es cierto que existe una alta probabilidad de que no seamos los últimos en abandonar el mundo. En ese caso, la labor redentora que Dios quiere que realicemos en la tierra puede continuarse en el Cielo, ya que, los que gozan del Cielo no están de brazos cruzados (no hay más que ver la labor de los Santos y su intercesión salvadora que manifiestan día a día).
Pero no quiero tampoco materializar el asunto, de tal manera que se emborrone con el polvo de la tierra y de los ejemplos; y debemos confirmar lo que en anteriores textos se ha resaltado: no se trata de una ruptura con la Vida de Gracia, si es que ésta hace presente el Reino de Dios en la tierra y es verdaderamente digna del Cielo; si no de una transformación. Por lo tanto, y en pro de esa continuidad en la materialización del Reino, parece evidente la continuidad y la complementariedad también en el Cielo por parte de los esposos de su matrimonio santo.