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El filósofo vallisoletano invita
a “imaginar el Cielo”, ya que como pupilo de Ortega y Gasset, “la explicación
de las cosas no las hace por su naturaleza, sino en términos de movimiento”. Por
eso, tiene en cuenta que para llegar a un sitio necesitamos pasar siempre por
tres fases; primero imaginarlo, a continuación
desearlo para, por último, llegar poseerlo.
Son muchos los apuntes sobre el Cielo que se señalan en el artículo. En algunos de ellos Julián
Marías salta por encima de algunos pensamientos tradicionales de los teólogos.
Entre tanta frescura y novedad quiero yo resaltar aquí tres de ellos [los
corchetes son míos]:
-
El Cielo será un mundo: [Para los
que siguen pensando que en el Cielo nos convertiremos en seres angelicales]
«En el Cielo viviremos una vida corporal y mundana, porque será en un
mundo. Hay que señalar que Marías no muestra una conciencia de la ruptura
escatológica, aunque su descripción cumple la finalidad de imaginar para desear.
Dice san Juan que vio “un cielo nuevo y una tierra nueva”. Concretamente habla la Escritura de una ciudad: la “nueva Jerusalén”.»
Dice san Juan que vio “un cielo nuevo y una tierra nueva”. Concretamente habla la Escritura de una ciudad: la “nueva Jerusalén”.»
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En el Cielo habrá relaciones interpersonales:
[Para los que siguen pensando que en el Cielo estaremos continuamente contemplando
a Dios en pantalla gigante]
«También explica qué cosas y qué personas hallaremos dentro del
mundo que imagina. Para empezar, en él encontraremos a los seres queridos. Precisamente
ese amor nos proyecta también a la vida eterna.
No vagaremos flotando de forma espectral. “Dios nos conocerá por nuestro nombre”. Resuena como un eco la frase de otro converso, Peguy: “En mi Paraíso, habrá cosas”.»
No vagaremos flotando de forma espectral. “Dios nos conocerá por nuestro nombre”. Resuena como un eco la frase de otro converso, Peguy: “En mi Paraíso, habrá cosas”.»
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Un Cielo de cantantes, jardineros, madres de
familia… [Para los que siguen pensando que el Cielo es ruptura con
nuestra actividad vocacional terrestre]
«En la nueva vida, seguiremos ejerciendo nuestra profesión. “Eso lo tengo claro en las actividades
vocacionales”. Así un labrador, una madre de familia. “Si no, no sería nuestra vida”.»
El resto del artículo también es
muy aleccionador, pero de estas tres reflexiones podemos pensar nosotros que
para poder llegar a desearlo quizás no estamos haciendo mal en imaginar el Cielo; aunque haciéndolo nos podamos quedar cortos.
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