lunes, 16 de agosto de 2010

"Dios tiene un lugar para nosotros para siempre" BXVI

Aunque la noticia de Zenit, indica de subtítulo en negrita: El Papa recuerda que el cielo no es un lugar físico , en las palabras de BXVI no se encuentra dicha frase, sí en cambio:

“Dios es tan grande que tiene también sitio para nosotros”, en “cuerpo y alma”, afirmó el Papa, explicando el significado de la fiesta de la Asunción y profundizando en el sentido de esta fiesta.

María, explicó el Papa, “se inserta hasta tal punto en el Misterio de Cristo que es partícipe de la Resurrección de su Hijo con toda ella misma ya al final de su vida terrena; vive lo que nosotros esperamos al final de los tiempos”.

“Todos nosotros hoy somos bien conscientes de que con el término 'cielo' no nos referimos a un lugar cualquiera del universo, a una estrella o a algo parecido”, sino que “nos referimos a algo mucho más grande y difícil de definir con nuestros limitados conceptos humanos”.
“Con este término “cielo” queremos afirmar que Dios, el Dios que se ha hecho cercano a nosotros no nos abandona ni siquiera en la muerte y más allá de ella, sino que tiene un lugar para nosotros y nos da la eternidad; queremos afirmar que en Dios hay un lugar para nosotros”, explicó el Papa a los presentes.

Esta realidad encuentra un pálido reflejo en la memoria que las personas guardan de sus seres queridos: “podríamos decir que en ellos sigue viviendo una parte de esa persona, pero es como una sombra, porque también esta supervivencia en el corazón de los propios seres queridos está destinada a terminar”.

“Dios en cambio no pasa nunca y todos nosotros existimos por razón de Su amor. Existimos porque Él nos ama, porque Él nos ha pensado y nos ha llamado a la vida. Existimos en los pensamientos y en el amor de Dios”.

“Es su Amor que vence la muerte y nos da la eternidad, y es este amor lo que llamamos 'cielo': Dios es tan grande que tiene también sitio para nosotros”, añadió.

Pero además, aclaró, no sólo el alma está destinada a la eternidad, sino también el cuerpo: “cada uno de nosotros no seguirá existiendo sólo una parte que nos viene, por así decirlo, arrancada, mientras las demás se arruinan”.

Dios “conoce y ama a todo el hombre, lo que somos. Y Dios acoge en su eternidad lo que ahora, en nuestra vida, hecha de sufrimiento y amor, de esperanza, de alegría y de tristeza, crece y llega a ser. Todo el hombre, toda su vida es tomada por Dios y, purificada en Él, recibe la eternidad”.

Por tanto, afirmó, el Cristianismo “no anuncia solo una cierta salvación del alma en un impreciso más allá, en el que todo lo que en este mundo nos fue precioso y querido sería borrado, sino que promete la vida eterna, “la vida del mundo futuro”: nada de lo que es precioso y querido se arruinará, sino que encontrará plenitud en Dios”.

“Oremos al Señor para que nos haga comprender cuán preciosa es a Sus ojos toda nuestra vida”, concluyó el Papa.


Pues eso, hagamos lo que nos exhorta el Papa: oremos para comprender; yo lo haré.

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